Piscis "Yo Creo"

Febrero 19 – Marzo 20

Signo mutable de agua regido por Júpiter y Neptuno, es el último signo del zodiaco, son los últimos 30 días del anillo solar, el final del invierno, cuando el ciclo de la vida hace su transición de material a etérea y nos hace reflexionar sobre si lo que comprendemos como realidad no es más que la más grande ilusión de todas, y es por ende la esencia del desapego absoluto viviendo en la certeza de la eternidad con la noción de que no somos una gota en el mar sino el mar en una gota y que así pues, eres el universo entero expresándose a sí mismo en su versión humana por un instante.

Lo esencial en este proceso es volvernos conscientes de que hay cosas en la vida que no merecen tanto la pena como para llevar ese peso encima por el tiempo prácticamente insignificante que estamos encarnando esta identidad en un tiempo y espacio limitados, sino que es siempre mejor soltar, dejar ir todo lo que represente sufrimiento innecesario al perdonar sin importar si merecen tu perdón o no sino hacerlo porque tú mereces paz.

En el humano se manifiesta como la consciencia más madura que existe, están dotados de una capacidad superior por empatizar incluso hasta con las personas que se presentan como adversarios, suelen comprender aspectos de otras personas que ni siquiera los otros pueden comprender de sí mismos, tienen un aura que transmite un efecto tranquilizante donde la gente identifica una persona con la capacidad de curar las heridas del alma. Es por ello que suelen atraer a personas en desasosiego y confusión que buscan una respuesta divina que ilumine sus tinieblas.

Esto es lo que hace que la gente de este signo tienda con toda bondad a ofrendar su tiempo, energía y atención para ayudar a quienes le necesitan anteponiendo este llamado a su individualidad, ya que es una energía que tiende a disolver su identidad y fusionarse en la universalidad. Son personas naturalmente compasivas, misericordiosas y altruistas.

En la teoría del desarrollo humano se trata de la fase final en la vida, cuando la percepción empieza a inclinarse por el mundo del más allá pues las fuerzas comienzan a abandonar el cuerpo físico, la quietud se vuelve imperante, los sentidos empiezan a desvanecerse y se va sumergiendo en el silencio absoluto como si se estuviese sumergiendo lentamente en la inmensa profundidad del océano para permanecer por siempre en su imperiosa calma.

Es aquí cuando se es consciente de lo obsoleto que fue perder tanto tiempo valioso en pequeñeces, y cuando se aprecia como nunca el simple hecho de poder expresar, aunque sea por última vez las gracias por haber conocido la gracia de encarnar en una individualidad y crear una vida a voluntad para así haber hecho conocido lo desconocido al luchar por hacer los sueños realidad.

Es el momento cumbre de sabiduría, cuando las raíces del árbol de la vida alcanzaron tal crecimiento que pudieron hacer brotar frutos maduros en su corona; es la iluminación y el poder ascender a planos superiores donde se es uno con el Ser que todo lo Es.

En el cerebro triurno esta energía está regida por el sistema límbico, el cerebro mamífero que nos faculta para vincular y relacionar, es nuestro centro de operaciones asociativas. Gracias a este mecanismo somos capaces de integrarnos a cualquier orden necesario con la capacidad de discriminar entre lo que ha de ser eliminado y adoptado según sea la exigencia de cada circunstancia.

Piscis es el arquetipo del Metafísico, quien puede ver más allá de lo evidente y es el observador de las causas detrás de las causas, quien mora en los planos invisibles y comprende que la materialización opera primordialmente desde lo espiritual. Es el místico que opera desde lo simbólico donde un mismo elemento puede significar tantas cosas, donde todo puede ser o no ser como en el mundo de los sueños, y quien tiene una conexión directa con todo aquello inmediatamente superior con nuestra humanidad.


 

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